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juanluna

¡Gloria!

¡Gloria! piden

los hambrientos de espíritu

en las iglesias, huerfanos de sentimiento,

sin saber que su alimento

se halla dentro.

 

¡Gloria! piden

al intermediario fraudulento

que les pide un sacrificio

sin fundamento, por unos honores

que no son ciertos.

 

¡Gloria! piden

necesitados de una paz ausente

que llevan consigo

sin saber que tienen.

 

¡Gloria! piden

ocultados en el sufrimiento

esgrimiendo como medallas

sus palos de ciego.

 

¡Gloria! piden

para ver el cielo

cuando si miran arriba

lo ven por entero.

 

¡Gloria! piden

al santo, la santa,

la Virgen o el Padre eterno,

educados en vida

para escucharse en ruegos.

 

¡Gloria! ¡Gloria! ¡Gloria!

Y al final...

viven muertos.

 

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