Una carta
Esto es una carta,
una carta indiscreta
que se mete en los buzones huidizos
cuando nadie puede verla.
Escondida de miradas
que le reprochen cualquier desaire,
real o imaginado.
Esto es una carta,
un canto a la expresión de un sentimiento
incapaz de permanecer oculto
tras límites represores
que pretenden quitarle importancia.
Un parafraseado con rima amorosa
que no admite crítica alguna
ya que cada palabra, cada sílaba,
está escrita con el alma del enamorado,
correspondido o no,
que sólo busca desplazar terrenos valdíos del corazón
para convertirlos en prados floreados de hermosura.
Esta carta no tiene fin ni principio,
puede usted leerla por donde quiera,
incluso del revés si es de su gusto.
Lo que transmite es algo más que gramática dulzona,
está más allá de lo anotado por el lápiz inquieto
que mueve la impaciente mano.
Esto es una carta,
una carta que vuela con sus propias alas,
y con las de los demás, si fuera necesario.
La senda de un sentir imprescindible
la tiene bien marcada
y el camino al corazón de destino
no admite demora.
Es una carta donde todos nos damos la mano,
donde la luz escupe oscuridades
de recónditos huecos ocultos por el tiempo,
donde el mar se hace a la vez tempestuoso y calmado,
según el factor que influya sobre sus olas deseosas.
Esto es una carta,
y para terminar
no me queda más que una cosa,
acabarla.
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