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juanluna

El otro Alex

  He estado leyendo una entrevista al director de cine español Alex de la Iglesia (con la iglesia hemos topao jeje) con ocasión del próximo estreno de su película "Los crimenes de Oxford". Es para congratularse el hecho de que, al menos de vez en cuando, se encuentre uno con ocasiones como esta en la que entre entrevistador y entrevistado se establece una especie de relación de complicidad que facilita que la comunicación trascienda y vaya más allá de los niveles puramente comerciales.

  En esta entrevista se puede adivinar que en este hombre hay mucho más de lo que se ve a simple vista y que tiene dentro una sensibilidad y un sentido autocrítico llevado con un excelente humor. Alex manifiesta abiertamente como él, ya desde pequeño, (todos sabemos que está más que demostrado que lo que le ocurre a una persona en sus primeros siete años de vida construye los cimientos fundamentales de la estructura básica del ser) actuaba haciendose el gracioso ante los mayores con la única finalidad de recibir atención y cariño ("Yo era muy pelota y muy servil para intentar caer bien a los profesores..."). Ademas admite que él es un "cobarde" porque es un tío que utiliza la comedia o la broma porque no se atreve a afrontar la realidad. El hecho de que sus películas tiendan al género de la comedia negra es un intento de, a través del humor, hacer enfasis y criticar las distintas situaciones en las que vivimos. Detrás de todo esto puedes encontrar una situación en la que si profundizas puedes sentir hasta miedo, miedo de verte reflejado en ella y ver que por dentro estás llorando. Alex es un tipo frenético, que derrocha energía y que es consciente de su eterna actividad y la ansiedad que le produce el pararse, según me transmiten sus palabras, ("...como soy consciente de ello puedo mitigar mi sentimiento de culpa."), de tal manera que hasta se agobia los domingos porque, según él, está todo demasiado parado.

  No obstante, la frase que más me ha impactado de todo la entrevista y que me ha convencido de que este hombre es consecuente con sus actos es el hecho de que dice "Para ver las cosas de verdad hay que pararlas y yo no quiero ver las cosas de verdad, por eso no quiero que paren". Lo que más me llena de aquí es su conocimiento de lo que es la cosa y a la vez el reconocimiento propio de su lugar, de donde él se situa para escapar de la realidad.

  Finalmente quisiera deciros, lectores de este blog, para aclarar posibles dudas mentales que pudieran surgir, que no he querido hacer en modo alguno apología de la obra de Alex de la Iglesia, (en mi caso particular me quedo con "El día de la bestia" y poco más) sólo he pretendido mencionar el aspecto humano que ha trascendido en una entrevista y que es, y para mí siempre lo será, lo más importante.

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