Hsin Sin Ming: Meditaciones (XXXXIII-XXXXVII)
XXXXIII
Pretender tomar el Yo Verdadero para servirse de Él
es el mayor de los extravíos del ego.
Es así como el pequeño yo
crea ilusiones que califica de espirituales,
entrando y saliendo en el supermercado espiritual.
La espiritualidad no son normas de sentido común,
que deberían aplicarse a la organización social
o al estilo de vida;
tampoco son las energías y chakras
que conectan al ser humano como en el entorno y el Cosmos,
que se subliman en clave espiritual debido a la ignorancia.
El Espíritu es el Ser.
El Ser es Todo, Es y No es.
Espiritualidad es sentir el Ser
y sumergirse en él siendo lo que se Es
y lo que no se Es.
XXXXIV
La ignorancia origina todas las formas de dualismo;
inventa la oposición entre el reposo y el no-reposo,
entre la calma y la inquietud,
entre la quietud y el movimiento,
entre el bien y el mal,
entre lo bello y lo feo,
entre lo fino y lo tosco,
entre yo y tú.
Todas las dicotomías son fruto de la ignorancia
y de las ficciones mentales.
XXXXV
La mente no es ecuánime, ni consigo misma ni con nada;
tiene prejuicios en favor y en contra de sí y de todo.
Nada puede ver objetivamente,
es ciega ante lo Real.
Ser es lo único Real.
Está más allá de toda noción de bien y mal,
más allá de los opuestos.
La iluminación destruye todo apego,
toda ficción, toda dualidad;
es ajena a cualquier aversión.
XXXXVI
Visiones en sueños, flores de aire:
¿por qué esforzarnos en recogerlas?.
¡Qué la ganancia y la pérdida,
lo verdadero y lo falso
desaparezcan de una vez por todas!.
XXXXVII
Los ensueños son ilusiones
y las flores nunca brotan en el cielo;
son invenciones de la imaginación
y no merecen ser considerados.
Ganancia y pérdida, correcto y erróneo,
éxito y fracaso, rudo y fino,…
¡Deja que se vayan todos!.
Son flores en el aire
y la confusión nos atenaza cuando nos aferramos a ellas.
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