Historia de un cabezudo
De tanto pensar
se me agrandó la cabeza.
Me perdí y la perdí,
pero la llevaba puesta.
Todo el mundo miraba
mi impresionante testa,
yo seguía y seguía
buscando la respuesta.
Mientras más pensaba
más crecía ésta.
Un día alguien me vió,
deteniendo mi impaciencia,
mi cabeza se achicó,
creciendo mi consciencia.
Desde entonces soy yo,
pleno, entero, con certeza.
Mi corazón me agrandó,
lo que se busca se encuentra.
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