El eco de su nombre
La emoción me embarga cuando escucho el sutil eco de su nombre en la lejanía. Mi farsa de control se manifiesta dejando hueco al alarde de paz interior que manifiesto. Se queja mi corazón y yo no lo consuelo. Me dejo llevar por el temor de ser lo que no debo. Entonces no avanzo. Mis pasos son los de un ciego sin perro guía ni bastón de hierro. ¿Dónde voy? Si no se lo que soy por dentro. No tiene sentido avanzar sin conocimiento. Dejarse llevar con el ego de parapeto. ¿Y sólo el eco de su nombre produce todo esto? No es ella, soy yo, lo siento. Ella no es más que la llave que abre el caparazon de mis entuertos. La excusa que derrama mis barros por el sendero, haciendome ver lo que soy por dentro. Un gran corazón acobardado de sueños, agarrotado como una pasa sin alimento. Mostrarme sin tapujos, es lo que debo, abriendo el embudo de mis sentimientos. Que el centro de mi gravedad esté en mi pecho. Esto es lo que aprender tengo.
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