Hsin Sin Ming Meditaciones (LIII-LVII)
LIII
Todo es radiante, luminoso, pletórico…
y vacío de lo que no sea Ser.
¿Por qué te empeñas en llenarlo de conjeturas y discriminaciones
que se revuelven contra ti mismo en forma de infelicidad?.
Abandona todo afán, toda fatiga.
Observa la Vida: ningún trabajo hay en ella.
La Vida no labora para ser lo que es.
Y gracias a ello emana de forma innata el ciclo de la vida.
Si la Vida se esforzara por realizar tal ciclo,
la Creación no sería.
Mira atentamente a seres vivos como planetas, soles y galaxias:
ningún afán hay en ellos.
Por eso, precisamente desarrollan de manera natural
sus espectaculares ciclos cosmogónicos.
Ahora observarte a ti mismo: cuerpo, alma y Espíritu.
Tu cuerpo, lleno de vida, sigue espontáneamente los ciclos de la vida:
circulación sanguínea, ritmo cardiaco, vaivén pulmonar,…
El alma, por su parte, sigue el ciclo de la encarnación
que convierte la semilla en un fruto hermoso.
Y el Espíritu, tu Ser profundo,
absorbe íntimamente y unifica tan maravillosos ciclos
para transformarlos en Ser lo que Es:
inmutable, inalterable, eterno, infinito, Todo, Vacío.
Te aseguro que ningún discernimiento cabe en todo ello.
No es teoría: es Vida.
No es sentimiento: es Ser.
No es conocimiento: es Milagro.
Si en tan espléndido escenario apareciera un pensamiento,
¡fíjate bien, uno sólo!,
todo desaparecería en un instante como por arte de magia
y la Creación jamás hubiera existido.
LIV
Cuando abandonas todas las distinciones
sólo queda lo que Es: Ser.
De él emana la Sabiduría Perfecta: el no-saber;
la Inteligencia Impecable: el no-pensar;
y la Iluminación Radiante: la no-iluminación.
El Ser es Absoluto, Libre y Uno:
no hay en él ni otros ni uno mismo.
Para que inunde esplendorosamente tu vida,
afirma íntimamente: no-dualidad.
LV
Cada opinión que emites,
cada juicio de valor que formulas,
cada dualidad que haces tuya
expresa el grado de consciencia con el que te identificas
y como ves el mundo desde tu ego
y desde la atalaya de tu mente.
Pero ese mundo en nada coincide con la Realidad.
Por vehementes que sean tus argumentos
y por seguro que estés de tus convicciones,
ese mundo es sólo la perspectiva limitada de lo Real
en la que voluntariamente te encarcelas.
Sopla a mi oído una sola opinión sobre algo,
enuncia tu agrado o desagrado ante cualquier cosa
y te mostraré la cárcel en la que te encierras,
La prisión es tu ego; el prisionero, tu Ser.
LVI
En la no-dualidad todas las cosas son idénticas,
es decir, son como son.
No como nuestra mente las etiqueta, clasifica y juzga,
no como a nuestro ego le gustarían que fueran.
Simplemente, profundamente, son como son:
limpias, libres, divinas,… lo que son.
Y en la Esencia de cada cosa nada hay que no esté contenido;
todo lo que es, allí está comprendido.
Los sabios de cualquier época y lugar
han accedido a este principio cardinal de la existencia,
a esta piedra angular de la Creación y la Vida.
LVII
Ni Es, ni no-Es;
ni está, ni no-está.
¿Qué Es?: Ser,
no-dualidad.
Es y está,
Es y no está,
no Es y está,
no Es y no está,
siendo igualmente Real todos sus inversos.
¿Quién Es?: Tú,
no-dualidad.
Todo y Vacío:
ahora, siempre y jamás.
Sin prisa, ni retraso:
momento presente en el que lo eterno se desenvuelve.
Este conocimiento escapa del plano espacio-tiempo,
por lo que enloquece a tu ego.
Esta Sabiduría luce plena en la dimensión Infinita y Eterna,
por lo que llena tu Ser.
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