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juanluna

Meditación;Hsin Sin Ming;Emilio Carrillo

Hsin Sin Ming Meditaciones (LXXVIII-LXXXI)

LXXVIII


Todo está cumplido;

el trabajo, culminado.

La cabeza de la serpiente está aplastada

y sólo le restan los últimos coletazos.

Proclamemos nuestra alegría y nuestro gozo.


Tejida está ya, en torno al planeta,

la Red Consciencial y Crística

que aporta energía y vigor

para afrontar tan singular momento.

Proclamemos nuestra alegría y nuestro gozo.


En el vientre de la Madre Tierra

ya ha crecido con fuerza la Nueva Tierra;

para su nacimiento sólo quedan los dolores del parto

y pronto será nuestra nueva casa.

Proclamemos nuestra alegría y nuestro gozo.


El parto que está por venir no nos asusta,

pues es la manifestación de nuestra esperanza

la plasmación de nuestra Consciencia,

la llegada del hijo mas deseado.

Proclamemos nuestra alegría y nuestro gozo.


Afrontamos sin miedos el último trecho del camino,

sabiendo que su dificultad no es sino preámbulo

de verdes praderas bajo un Cielo luminoso.

Y unidos en torno a la Vida y a la Luz,

en Amor y con Amor ,

proclamamos nuestra alegría y nuestro gozo.


LXXIX


Al reducir su percepción

a los dictados de la mente,

el ser humano suele concebir otras dimensiones de existencia.

de mayor rango frecuencial, energético y vibratorio,

como si fuesen planos abstractos,

de carácter cuasi virtual y holográfico.


Mas lo cierto es que no hay mayor holograma

que la Realidad Lineal:

el mundo tridimensional del espacio y tiempo finito.

Ella conforma un excepcional escenario virtual

al que tantos se suben y tantas veces

para interpretar papeles ajenos a ellos mismos.


LXXX


Supera la identidad personal

para ver el Universo y la Creación tal cual Es,

no bajo tu forma efímera de ser humano,

que sólo percibe un rango de realidad,

sino desde tu Yo Verdadero,

desde tu dimensión profunda y espiritual.


Supera la identidad personal

para que tu experiencia humana

y tu vida como hombre o mujer

sea felicidad, autonomía, libertad,

consciencia y creatividad,

poniendo al servicio de todo ello

el pensamiento y el sentimiento.


LXXXI


La mente es un lenguaje.

Desde ella, te moverás por el Universo

y contemplarás la Creación

a través de imágenes,

sólo imágenes, pura realidad virtual.


Trasciende el lenguaje de tu mente,

adquiere consciencia más allá de las imágenes

y sin atarte a los conceptos.

Vive la Creación tal cual Es.


Tu eres Ser,

lo que Es y lo que No Es

el Todo y el Vacío,

la Paz y el Silencio

desbordados de Amor.

Hsin Sin Ming Meditaciones (LXXIII-LXXVII)

LXXIII


El Ser, Tú Mismo, es Consciencia Perfecta.

Con nada se identifica; Todo Es.


Si te identificas con cualquier situación u objeto

dejas de ser Tú, Ser,

y reduces la Experiencia, Total y Objetiva,

a una experiencia parcial y subjetiva.

No aprisiones la Experiencia

ni entre los barrotes de la dualidad

ni en la idea de una identidad personal.


¿Te imaginas que identificaras tu cuerpo

con uno de sus órganos o parte específicas,

o que redujeras tu vida física actual

a un pasaje concreto de la misma?.

Sería absurdo, pues obviamente

tu cuerpo es todas y cada una de sus parte, sin excepción,

y tu vida toda ella sin posible fragmentación


No te identifiques con nada, pues Todo Eres.

No restrinjas la Vida y tu Experiencia de Ser

a la cortedad de miras de un ego que

quiere subir al escenario e interpretar un papel

para sentirse protagonista de algo,

por efímero que sea

y sea placer, alegría, dolor o conocimiento.


LXXIV


La Creación es Consciencia. La Creación es Creadora.

La Creación crea por la expansión de la Consciencia.

La Consciencia se expande por la Experiencia de Consciencia.


La Experiencia de Consciencia es ajena al espacio y al tiempo.

Para su despliegue utiliza un colosal escenario

repleto de Omniversos, Universos, galaxias, mundos

e innumerables modalidades de existencia finita.


El Ser, Tú Mismo, es Consciencia y Experiencia de Consciencia.

Nunca sube al escenario.

En un momento presente en el que lo eterno se desenvuelve,

permanece en el patio de butacas para Ser la Experiencia,

en todas y cada una de sus expresiones y manifestaciones,

que en el escenario se desarrolla.


Contémplate como Eres:

Esencia Divina, lo único Real.

Y percibe a Dios, Tú Mismo, como Es:

Ser infinito

que se mueve a velocidad infinita

a través de dimensiones infinitas

con Consciencia Perfecta

que se expande por la Experiencia,

haciendo Creadora a la Creación

y llenando la Creación y la Experiencia

de Amor Incondicional.


LXXV

Si subes al escenario para actuar o interpretar cualquier papel,

ya no te identificarás con la Experiencia,

sino con el personaje que asumas

y sus circunstancias y situaciones pasajeras,

que creerás tuyas, como si fuera un sueño que pareciera real.


Si sueñas que eres mendigo, mendigo serás;

si sueñas que rey, rey serás.

Sólo dejarás de ser rey o mendigo cuando te despiertes

y compruebes que todo ha sido un sueño, nada más.


En la Creación rige el libre albedrío

y nada hay que oponer a ello,

pero mientras sueñes, limitarás tu Vida

a la limitada experiencia del personaje que interpretes.


Si permaneces despierto, en el patio de butacas,

todas las experiencias de la totalidad de mundos y seres

será la tuya, la Experiencia, lo Real,

en Amor y Unidad.


LXXVI


En el escenario no hay despertar posible,

pues queda limitado al argumento que interpretas

y, por tanto, a la dualidad

y a la identificación con los sujetos y objetos,

lo cual es sinónimo de permanecer dormido.


El despertar verdadero no está ni lejos ni cerca.

Nada tiene que ver con el tiempo

y puede producirse en un solo instante.

Pero el descubrimiento del despertar no es transmisible:

hay que pasar al otro lado del espejo

y esto es una experiencia íntima.

Cuando atravieses el espejo,

comprobarás que éste es tu propia consciencia.


La consciencia es una especie de pantalla

y las situaciones son las imágenes que se proyectan sobre ella.

Las situaciones cambian, pero la pantalla no cambia.

La pantalla nunca es afectada por las imágenes.

La pantalla es la Realidad;

es Alegría, Amor, Libertad.


LXXVII


La consciencia no conoce las casualidades;

en la vida y en la Creación no existe azar,

todo es causalidad:

causalidad consciente.


Todo Es, Todo es Perfecto,

Todo es como tiene que Ser

y nada puede ser de otra forma o manera que como Es.


No es cuestión de determinismo,

ya que hay libre albedrío;

no se trata de que sea indispensable,

pues las cosas ya son como son.


Tu mente está condicionada para advertir

pasado, presente y futuro,

pero ello es sólo la percepción subjetiva de tu cerebro.

No existe pasado, presente y futuro.

Solo hay presente, solo el presente Es.

Lo que se manifiesta en esa triple vertiente es sólo aquí y ahora:

el momento presente en el que lo eterno se desenvuelve.

Hsin Sin Ming Meditaciones (LXIII-LXXII)

LXIII


No busques en el cuerpo la salud del cuerpo,

ni en la mente el equilibrio emocional.

El bienestar del cuerpo no depende del cuerpo,

ni el de la mente, de la mente.

Las técnicas terapéuticas, por sugerentes que parezcan,

terminan en el mismo sitio que empiezan:

en la identificación con el pequeño yo

y en el laberinto del ego.

Y en tal identificación cualquier salud es pasajera;

cualquier alegría, efímera;

cualquier equilibrio, calma que precede a una nueva tormenta.


¿No te parece salud suficiente gozar de una Vida que es eterna?;

¿no consideras equilibrio bastante el que te proporciona tu divinidad?.


Contémplate como lo que realmente eres: Divino y Eterno.

Y afirma en esa seguridad:

no deseo la salud, ¡Soy la Salud!;

no persigo el equilibrio, ¡Soy el Equilibrio!.


LXIV


Supera la gran mentita que pesa sobre tus espaldas:

tu identidad personal.

Rompe las amarras con el engaño que te atenaza:

verte y concebirte como persona.

Sé lo que realmente eres: Espíritu, Vida Eterna, Ser.


El Espíritu incrementará entonces la dinámica vibratoria del alma,

su fruto e instrumento experiencial en la aventura de la Vida,

colmándola de energía y Amor.

Y el alma llenará el cuerpo,

su vehículo de acción en la materialidad,

de salud y equilibrio físico y mental.


LXV


Tu cuerpo no eres tú;

tampoco eres tu mente, ni tus pensamientos.


Tu materialidad es algo maravilloso,

pero su funcionalidad es limitada:

por un corto tiempo, servir de vehículo a un alma

que es, a su vez, fruto e instrumento del Espíritu

para vivir experiencias de expansión de la Consciencia de la Unidad.


Esto eres Tú:

Consciencia, Unidad, Amor;

Ser.


LXVI


Mírate con la luz profunda y hermosa

que llena y engalana tu Ser.

Obsérvate desde la Paz y el Silencio

que fluyen y confluyen en tu interior.


No has nacido en tiempo alguno;

no procedes de ningún lugar.

Quita tamañas falacias de tu percepción de la Vida,

pues no se corresponden con la Realidad de tu Ser.


Eres de todos los espacios y dimensiones;

Tú mismo eres todos los espacios y dimensiones.

Eres de todas las épocas, eras y generaciones;

Tu mismo eres todas las épocas, eras y generaciones.

Y así eres y Es desde antes de la Creación.


LXVII


La iluminación explotará en ti

cuando dejes de concebirte como alguien.

De hecho, eso es la iluminación:

transcender de la identidad personal

y ver, por fin, que Todo Soy Yo

y Yo Soy Todo.

La ausencia de la idea de ser alguien

otorga la libertad de Ser.


No existe dualidad alguna:

Todo es Uno.

Tampoco hay dualidad entre Dios y tú.

No te sientas separado del Creador,

pues su omnipotencia luce

hasta en la más recóndita de tus células

y hace de ti Creación Creadora.


Sé Tú mismo en la Unidad;

sé Tú mismo el Milagro.

LXVIII


Ser no es estar;

Yo Soy, y eso no es ningún estado.

De un estado se entra y se sale;

en cambio, Ser es Ser:

Ser no sabe ni de entradas ni salidas.


En Ser, la Felicidad y la Alegría no son estados.

Soy: por tanto, Soy la Felicidad;

Soy: por tanto, Soy la Alegría.


En la Felicidad que Soy

no cabe el concepto de disfrutar de la felicidad,

es decir, una identidad personal

que entra en el estado de felicidad

como puede salir de él.


En la Alegría que Soy

no ha lugar a sentirse alegre,

esto es, alguien que puede estar alegre

como puede no estarlo.


No soy alguien: Soy Ser.

La Felicidad, la Alegría.


LXIX


Soy la Felicidad, inmutable y eterna;

Soy la Alegría, inalterable y permanente.

En la Felicidad no cabe la idea de una persona feliz;

en la Alegría no tiene sentido alguien alegre.


Soy Uno con la Creación

y la Creación es el Ser Creador que Yo Soy.

Soy Yo mismo

y, pleno del Yo Soy, Soy Uno con Todo,

sin separación, fragmentación o dualidad,

con Amor.


LXX


El pasado y el futuro no existen.

La Felicidad es ahora y en el ahora.

En el presente, Amor y Felicidad son la esencia de Ser;

y Ser es emanación pletórica de Amor y Felicidad.


Mira a tu alrededor y observa con atención:

la gente rechaza la Felicidad y el Amor Incondicional,

que se hallan intrínsecamente unidos.

¿Por qué los rechaza?:

¡por miedo!;

el miedo a abandonar la idea de su identidad personal.


Pero tal identidad no existe, no Es.

Deja la ficción mental de concebirte como una persona

Y Sé lo que Eres: Ser eterno e infinito;

Felicidad, Amor.


LXXI


Para acabar con los miedos,

el miedo a trascender tu identidad personal

y todos los demás miedos que te atenazan,

examina qué es lo que precede al sentimiento de miedo.

Si tienes dolor de barriga,

quizá es porque has comido demasiado;

si tienes miedo a algo,

pregúntate el por qué del mismo.


Y aprende a saber vivir con todo lo que te rodea.

Sé cada vez más consciente en la vida.

Sobre todo, no trates de cambiar la vida.

No puedes cambiar la vida.

La vida cambia…

a medida que aumenta tu comprensión de la vida.


Tu Ser es el Espacio en el que surgen y se desenvuelven

las formas cambiantes del momento presente.

Tales formas dependen, pues, de tu Consciencia.


LXXII


Todo es Perfecto, sencillo y bello:

supera la idea de tu identidad personal;

no te enredes en juegos mentales;

no te identifiques con tus pensamientos;

no caigas en la dualidad;

no emitas juicios ni opiniones;

y nunca adelantes mentalmente tus actuaciones sobre un hecho

antes de que tal hecho se esté produciendo en la realidad.


¿Por qué te empecinas en cargar tu vida

con el peso de las pre-ocupaciones y las anticipaciones mentales?.

Esta es la verdad: no puedes examinar con sabiduría

las situaciones que no estén aconteciendo en el ahora.

La mente pugnará por hacerlo,

pues le encantan los juegos de ficción.

Pero estos juegos llevarán tu vida

por los derroteros del vacío y el miedo.


No puedes evaluar las acciones que no han sucedido,

pues no estarás evaluando el hecho,

sino una presunción mental acerca de un posible hecho.

Cuando el hecho sea real, es decir, cuando sea presente,

entonces, sin pre-juicios ni pre-ocupaciones,

deja que emane de tu interior la acción y palabras pertinentes.


Las acciones surgen en cada instante

y no se puede codificar la moral.

Sé tu Ser Profundo y confía en la Providencia.

que es una manifestación de tu Poder.

Hsin Sin Ming Meditaciones (LVIII-LXII)

 LVIII

Lo infinitamente pequeño es como lo infinitamente grande

en el olvido total de los objetos y las condiciones exteriores.

Lo infinitamente grande es semejante a lo infinitamente pequeño,

cuando el ojo ya no percibe límites.


Todo está aquí y allá.

El espacio no puede limitar nada.

No hay límites, ni dentro ni fuera.


LIX


Lo que es, lo mismo que lo que no es;

lo que no es, lo mismo que lo que es.

La existencia es la no-existencia,

la no-existencia es la existencia.


Mientras no lo comprendas,

la Realidad escapará ante tus ojos

como el agua se escurre entre tus dedos.


LX


Una cosa es a la vez todas las cosas,

todas las cosas no son más que una cosa.

Uno en el Todo, Todo en el Uno.


Despierta ante esta verdad

y no te atormentes buscando el conocimiento perfecto.

Y si no despiertas, no te preocupes:

déjate fluir entre las experiencias

hasta que tomes la decisión de despertar.


LXI


Te sientas a mi lado y me preguntas.

Sin palabras te digo, pregúntate a ti mismo:

¿a qué tengo adherida la consciencia?.


Si es al Espíritu,

fluyes de forma natural en la Unidad y el Amor,

sin buscar nada y sabiendo que Todo es Perfecto.


Si es al alma,

intuyes el sentido trascendente de la cosas,

pero continuas buscando los pilares y razones de esa trascendencia.


Si es al ego,

los dualismos, juicios y opiniones marcan tu visión de la vida

y te mantienen en la dimensión del espacio-tiempo.


LXII


En Ser, Consciencia de Unidad, no-dualidad,

¿disfrutas de la felicidad?:

no.

¿Sientes, al menos, alegría?:

no.

¿Experimentas dolor?:

no.

¿Tienes algún sentimiento?

no.

¿Eres inmune a cualquier tipo de sensación?

no.

¿Amas?:

no.

¿Existes?:

No.

Entonces,… ¡no entiendo nada!.


No entiendes ni entenderás

mientras te identifiques con los objetos,

incluida tu propia persona.

¡Libérate de la idea de que eres una persona!.


En el momento en que abandones la falacia de tu identidad personal,

el Ser que Eres fluirá en la plenitud de su Esencia

y contemplarás la Luz de lo Real:

no disfruto de la felicidad, Soy la Felicidad;

no siento alegría, Soy la Alegría;

no experimento dolor, Soy el Dolor;

no tengo sentimientos, Soy el Sentimiento;

no noto sensaciones, Soy Todas las Sensaciones;

no Amo: Soy el Amor;

no existo: Soy.


La Vida no esta allí y tu aquí:

Tú eres la Vida.

Dios no está allí y tu aquí:

Tú eres Dios.


Soy el que Soy:

Creación y Creador, Creador y Creación.

Soy el que Soy:

Ser, No-Ser, Resultaré Ser.

Soy.

Hsin Sin Ming Meditaciones (LIII-LVII)

LIII


Todo es radiante, luminoso, pletórico…

y vacío de lo que no sea Ser.

¿Por qué te empeñas en llenarlo de conjeturas y discriminaciones

que se revuelven contra ti mismo en forma de infelicidad?.


Abandona todo afán, toda fatiga.

Observa la Vida: ningún trabajo hay en ella.

La Vida no labora para ser lo que es.

Y gracias a ello emana de forma innata el ciclo de la vida.

Si la Vida se esforzara por realizar tal ciclo,

la Creación no sería.


Mira atentamente a seres vivos como planetas, soles y galaxias:

ningún afán hay en ellos.

Por eso, precisamente desarrollan de manera natural

sus espectaculares ciclos cosmogónicos.


Ahora observarte a ti mismo: cuerpo, alma y Espíritu.

Tu cuerpo, lleno de vida, sigue espontáneamente los ciclos de la vida:

circulación sanguínea, ritmo cardiaco, vaivén pulmonar,…

El alma, por su parte, sigue el ciclo de la encarnación

que convierte la semilla en un fruto hermoso.

Y el Espíritu, tu Ser profundo,

absorbe íntimamente y unifica tan maravillosos ciclos

para transformarlos en Ser lo que Es:

inmutable, inalterable, eterno, infinito, Todo, Vacío.


Te aseguro que ningún discernimiento cabe en todo ello.

No es teoría: es Vida.

No es sentimiento: es Ser.

No es conocimiento: es Milagro.


Si en tan espléndido escenario apareciera un pensamiento,

¡fíjate bien, uno sólo!,

todo desaparecería en un instante como por arte de magia

la Creación jamás hubiera existido.


LIV


Cuando abandonas todas las distinciones

sólo queda lo que Es: Ser.

De él emana la Sabiduría Perfecta: el no-saber;

la Inteligencia Impecable: el no-pensar;

la Iluminación Radiante: la no-iluminación.


El Ser es Absoluto, Libre y Uno:

no hay en él ni otros ni uno mismo.

Para que inunde esplendorosamente tu vida,

afirma íntimamente: no-dualidad.


LV


Cada opinión que emites,

cada juicio de valor que formulas,

cada dualidad que haces tuya

expresa el grado de consciencia con el que te identificas

y como ves el mundo desde tu ego

y desde la atalaya de tu mente.

Pero ese mundo en nada coincide con la Realidad.

Por vehementes que sean tus argumentos

y por seguro que estés de tus convicciones,

ese mundo es sólo la perspectiva limitada de lo Real

en la que voluntariamente te encarcelas.


Sopla a mi oído una sola opinión sobre algo,

enuncia tu agrado o desagrado ante cualquier cosa

y te mostraré la cárcel en la que te encierras,

La prisión es tu ego; el prisionero, tu Ser.


LVI


En la no-dualidad todas las cosas son idénticas,

es decir, son como son.

No como nuestra mente las etiqueta, clasifica y juzga,

no como a nuestro ego le gustarían que fueran.

Simplemente, profundamente, son como son:

limpias, libres, divinas,… lo que son.


Y en la Esencia de cada cosa nada hay que no esté contenido;

todo lo que es, allí está comprendido.

Los sabios de cualquier época y lugar

han accedido a este principio cardinal de la existencia,

a esta piedra angular de la Creación y la Vida.


LVII


Ni Es, ni no-Es;

ni está, ni no-está.

¿Qué Es?: Ser,

no-dualidad.


Es y está,

Es y no está,

no Es y está,

no Es y no está,

siendo igualmente Real todos sus inversos.

¿Quién Es?: Tú,

no-dualidad.


Todo y Vacío:

ahora, siempre y jamás.

Sin prisa, ni retraso:

momento presente en el que lo eterno se desenvuelve.


Este conocimiento escapa del plano espacio-tiempo,

por lo que enloquece a tu ego.

Esta Sabiduría luce plena en la dimensión Infinita y Eterna,

por lo que llena tu Ser.

Hsin Sin Ming: Meditaciones (XXXXVIII-LII)

XXXXVIII


Si el ojo no duerme,

los sueños se desvanecen por sí mismos;

si no te pierdes en las diferencias y dualidades,

la aparente multiplicidad queda absorbida en la unidad,

en la identidad única, en la Esencia, en el Ser.


Permanece alerta;

mantén tus ojos bien abiertos

y no formules juicios ni discriminaciones.

Desaparecerán las perspectivas ilusas

y todo será como verdaderamente Es.


XXXXIX


La creencia en las casualidades

se debe a la ignorancia.

En cuanto a las causalidades,

si captas las cosas desde su íntima esencia

se diluirá el mundo de causas y efectos.


Si interiorizas la unidad de cuanto existe,

verás que tu eres causa y efecto de Todo.

Te liberarás de la cadena de sucesos,

retornarás al origen.


Cuanto eres y te rodea

fluye en una única identidad

y comparte una misma naturaleza primigenia.


L


No te pierdas en el laberinto de las comparaciones,

de los dualismos, de las discriminaciones.

Todo es simple y directo; bello y maravilloso.


No busques el por qué

donde sólo existe el Ser,

que Es y No Es,

pues Todo Es.


Si la quietud se pusiera en movimiento,

cesaría el movimiento,

pues no habría quietud.

Si el movimiento se transformara en quietud,

dejaría de haber quietud,

pues no habría movimiento.


¿Tanto te cuesta entender algo tan sencillo?;

¿tanto te cuesta percibir tu propia Esencia?.


LI


Los límites de lo último

no lo fijan ni leyes ni reglamentos;

el fin último de las cosas

no está limitado por reglas, ni medidas, ni creencias.


Todo está dentro del Uno,

por eso es finito e infinito.

En la Unidad no hay centro ni fronteras,

por eso Todo es acá y Todo es allá.


Si tu alma vibra en la frecuencia pura del Espíritu,

volará libre por la infinitud del Uno,

fuera de cualquier frontera.

Y cuando voluntariamente se pose,

donde lo haga será el acá

y definirá la finitud.

Cuando vuelva a volar, ese acá será el más allá

y la finitud se transformará en infinitud.


Como el tiempo no existe,

en el ahora, en el momento presente,

el alma vuela y no vuela,

por lo que a la par hay acá y más allá,

finitud e infinitud.


Si intentas ver las cosas desde una sola perspectiva,

la del acá o la del allá, la finita o la infinita,

el alma dejará de vibrar en la armonía del Espíritu

y su vuelo y no-vuelo será mera ficción.


LII


El Ser carece de modelo y no alberga pautas,

nada sabe de dualidad ni de separaciones,

nunca se fragmenta y jamás es parcial.

Mantén siempre esta certeza,

porque esto eres Tú y es tu Vida.


Tu Ser no tiene dudas, ni las necesita.

Los interrogantes surgen de la dinámica reactiva de la mente;

las vacilaciones, del miedo y la ignorancia.

Poda las dudas que te enredan,

prescinde de los interrogantes que te atenazan,

elimina las vacilaciones que te limitan

y ¡Ama!,

Ama inmensamente en el momento presente.


Confía radicalmente en Ti

y plenamente en la Providencia, pues ella eres Tú mismo.

Ser y Providencia:

nada hay que rememorar, ni programar.

Ser y Providencia:

nada hay que perder, ni que ganar.

Ser y Providencia:

nada te es imposible.

La Creación es tu Hogar

y no guarda para Ti ningún secreto.

Hsin Sin Ming: Meditaciones (XXXXIII-XXXXVII)

XXXXIII

Pretender tomar el Yo Verdadero para servirse de Él

es el mayor de los extravíos del ego.

Es así como el pequeño yo

crea ilusiones que califica de espirituales,

entrando y saliendo en el supermercado espiritual.


La espiritualidad no son normas de sentido común,

que deberían aplicarse a la organización social

o al estilo de vida;

tampoco son las energías y chakras

que conectan al ser humano como en el entorno y el Cosmos,

que se subliman en clave espiritual debido a la ignorancia.


El Espíritu es el Ser.

El Ser es Todo, Es y No es.

Espiritualidad es sentir el Ser

y sumergirse en él siendo lo que se Es

y lo que no se Es.


XXXXIV

La ignorancia origina todas las formas de dualismo;

inventa la oposición entre el reposo y el no-reposo,

entre la calma y la inquietud,

entre la quietud y el movimiento,

entre el bien y el mal,

entre lo bello y lo feo,

entre lo fino y lo tosco,

entre yo y tú.


Todas las dicotomías son fruto de la ignorancia

y de las ficciones mentales.


XXXXV

La mente no es ecuánime, ni consigo misma ni con nada;

tiene prejuicios en favor y en contra de sí y de todo.

Nada puede ver objetivamente,

es ciega ante lo Real.


Ser es lo único Real.

Está más allá de toda noción de bien y mal,

más allá de los opuestos.


La iluminación destruye todo apego,

toda ficción, toda dualidad;

es ajena a cualquier aversión.


XXXXVI

Visiones en sueños, flores de aire:

¿por qué esforzarnos en recogerlas?.

¡Qué la ganancia y la pérdida,

lo verdadero y lo falso

desaparezcan de una vez por todas!.


XXXXVII

Los ensueños son ilusiones

y las flores nunca brotan en el cielo;

son invenciones de la imaginación

y no merecen ser considerados.


Ganancia y pérdida, correcto y erróneo,

éxito y fracaso, rudo y fino,…

¡Deja que se vayan todos!.

Son flores en el aire

y la confusión nos atenaza cuando nos aferramos a ellas.

Hsin Sin Ming: Meditaciones (XXXX-XXXXII)

XXXX

El ignorante se pone trabas a sí mismo

y se encarcela en un grado de consciencia

que defiende con vehemencia,

blandiendo opuestos y dualismos

para sostener sus tesis y antitesis.


El ignorante se implica emocionalmente,

ve diferencias en todas partes

y divide el mundo en función de su particular grado de consciencia.

Se encadena a sí mismo en tal grado

y rechaza aquella parte de la Vida que no considera suya,

pues no agrada a sus juicios, criterios y opiniones.


El ignorante llama bueno y bien a lo que considera adecuado;

y a lo que no, malo y mal.

Denomina amor a sus afectos y predilecciones;

a lo que carece de estos, su amor no llega ni pertenece.


XXXXI

El sabio ve todas las cosas como parte del Uno

y disfruta la Consciencia Perfecta:

no se identifica con grado alguno de consciencia

y es la Consciencia misma, en todos sus grados y en ninguno.


El sabio conoce que la Consciencia Perfecta

no es el grado más elevado de consciencia,

sino ser al unísono y sin fisuras todos los grados posibles.

No se encarcela en un grado del termómetro, por alto que sea,

sino que se sabe la Temperatura.


El sabio actúa y parece que no lo hace,

ya que en es en la no-acción como se produce su acción.

Aparenta estar en quietud, pero es movimiento;

aparenta estar en movimiento, pero es quietud.

Práctica el arte de no hacer nada;

y así es como hace Todo.


El sabio actúa sin emoción,

pero se Conmueve en Compasión,

desbordado de Amor Incondicional.

Lo que es su Ser: Amor


XXXXII

Las cosas no conocen distinciones.

Las valoraciones y opiniones

nacen de nuestro apego;

y éste de nuestro ego, nuestro pequeño yo,

que es sólo una creación mental.


Todas las cosas son iguales en su Esencia,

y en ella se unen con nuestro Yo Verdadero,

creación divina y base de nuestra divinidad.

Aferrarse a unas y abandonar otras es vivir en el engaño.


Si discriminas, te pones en manos del ego

y, por tanto, de los juegos de la mente.

Si unificas, tu vida es impulsada por el Yo Verdadero

y, por tanto, por tu divinidad.